jueves, 30 de septiembre de 2010

22.

-Esa hija de puta te a hecho un corte profundo –dijo Harry, examinando mi mejilla.
De repente, Carla se abrió paso entre la multitud y apareció ante nosotras con una cara de “estáis despedidas” que asustaba.
-¿Qué coño ha pasado aquí? –Preguntó.
Le conté la historia, mientras Dougie trataba de tranquilizarse.
-¿Todo por una foto, señor Poynter? –Dijo dirigiéndose a mi chico.
-Exacto. Ahora, que se prepare para las demandas que le voy a meter. Una por acosarme durante casi tres años y otra por agredir a mi novia –dijo el chico.
-Sáez, Martínez, acompañadme –dijo Carla, tras un rato de reflexión.
Dougie y Danny nos soltaron y seguimos a nuestra jefa por la puerta de servicio.
-Sabéis lo que tendría que hacer ahora, ¿no? ¡Debería despediros! –Gritó.
Miramos al suelo.
-Señorita Martínez. ¿Cree usted que es normal abalanzarse sobre un cliente y tirarle del pelo?
-Y ¿cree usted que es normal esa tía? Ha seguido a Dougie enfermizamente durante tres años, y mire. Nos ha clavado las uñas. Esa tía es de manicomio –comentó Noelia.
-Respóndame algo, Sáez… ¿El señor Poynter ha intentado impedir la pelea? –Me preguntó mi jefa.
-Por supuesto. Dougie no soporta las peleas.
Se quedó un rato callada y suspiró.
-Desde que ustedes están aquí, la gente viene más. Y todo por que son ustedes amigas de McFly.
“Vaya, así que la estirada lee prensa rosa” pensé.
-No puedo permitirme perder tanto dinero. Así que, no las despido, aún. Pero ya saben que a la próxima estarán fuera de inmediato.
Asentimos y salimos al ruido. Nuestros cuatro amigos estaban sentados en la barra. Al parecer, habían recuperado su estado de ánimo habitual.
Nos acercamos a ellos y les contamos lo que nos había dicho nuestra jefa.
-Oye, Doug. ¿Nos dejas las llaves del todoterreno? –Dijo Danny.
-Claro, ¿dónde vais? –Dijo Dougie sacando las llaves de su bolsillo.
Danny sonrió.
-No vamos a salir del coche –dijo.
-Uhhhh a mí me suena a polvo –dijo Tom.
Noelia le golpeó en el brazo.
Giovanna entró al local. Besó a Tom y nos miró.
-¿Dónde vais? –Preguntó a Danny y a Noelia.
-Al coche de Dougie –dijo Noelia.
-Uhhhh a mí me suena a polvo –dijo.
Todos miramos a la chica sonriendo.
-Bueno, ¿nos podemos ir o no? –Dijo Danny, impaciente.
-Que si, pesado. Largaos a hacer Danielitos por ahí –dijo Harry.
Salieron de la discoteca.
-En serio, estos dos tienen un problema –dije, señalando la puerta por la que acababan de salir nuestros amigos.
Dougie me rodeó con los brazos.
-Sí. Se pasan el día en la cama, joder. No me extraña que Danny esté en tan buena forma –dijo Giovanna.
-Pues ya ves, tía. La verdad es que está muy muy bueno –dije.
Tom y Dougie carraspearon a la vez y sonreímos.
-Oye, Haroldo. Si tú estás a pan y agua… ¿Cómo coño mantienes la forma? –Pregunté.
Harry me miró.
-Gimnasio y batería, mucha batería –dijo.
Ahí tenéis a Haroldo y sus pasiones, chicas. Algunas tardes, cuando quedábamos para ir a tomar algo, Harry se iba al gimnasio o a practicar con la batería.
-Este se está viendo con alguien, seguro –dijo Tom.
-No me estoy viendo con nadie, joder –rió Harry.
Dougie comenzó a recorrer mis caderas con las manos. Respiré hondo e intenté soltar la chorrada que había estado preparando, pero me salió algo parecido a “dmakljnhlsd”
-¿Qué? –Preguntó Giovanna.
Dougie me besó en el cuello y sus manos se metieron en mis bolsillos.
Estaba de espaldas a él apoyada contra su cuerpo, y él estaba sentado en uno de los taburetes.
Mordió el lóbulo de mi oreja y se rió.
Sentí su respiración contra mi pelo. Cerré los ojos y disfruté de la sensación.
-¡Disculpa! Iros a un hotel o algo –dijo Gio chasqueando los dedos frente a mi rostro.
Dougie se separó y apoyó su barbilla en mi cabeza.
-No es mala idea –susurré.
Tom se rió.
-O a mi coche, una de dos –dijo.
-Já, gracioso. Con una vez por noche en el asiento trasero de un coche es suficiente –dijo Dougie.
-O sea, ¿que también os lo habéis hecho en tu coche? –Preguntó Harry.
-Pues sí, y a mucha honra –contestó Dougie.
Giovanna y Tom estaban exactamente en la misma posición que nosotros. Tom sentado con la barbilla sobre la cabeza de ella y Gio apoyada contra él.
-Joder, tío. Tu coche es un puto picadero –dijo Harry.
-Sí, algo así –rió Dougie.
-¿Dónde se pide el número? ¿O solo con decirte que ahora nos toca a nosotros basta? –Dijo Tom.
Dougie le miró y le golpeó amistosamente en el hombro.

1 comentario:

  1. Me he leido tus 22 entradas haha es increible como me he enganchado! *-* siguela prontisimo please! y por cierto, me encanta como escribes y tu Fic! ^^

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