jueves, 30 de septiembre de 2010

21.

-¿Nos vemos mañana? –Dije cerrando la cremallera de mis vaqueros.
-Por la mañana tenemos que ir a la radio y luego, a las 6 de la tarde, vamos a un programa de televisión. Pero por la noche…
- Mañana entro a las 10.
-Genial, pues nos vemos a las… ¿Siete y media? –Dijo.
-Claro –le besé y salí del coche.
Entré en el local por la puerta de empleados.
-En el asiento trasero de un coche… Que común –dijo Noelia, riéndose. La miré, preguntándome que había en mi aspecto que le hiciera tanta gracia. –Te ha dejado un regalito en el cuello.
Saqué el espejito que llevaba en el bolso y observé mi cuello. Un chupetón del tamaño de una nuez había aparecido cerca de la clavícula. Sonreí y guardé el espejo otra vez.
Poco después, nos pusimos a limpiar la discoteca, ya que a las diez empezaba a llegar gente.
A las once y media, el local estaba lleno.
-¡Disculpa! ¿Me pones dos de ron con cola?
Miré al chico que me los había pedido y le reconocí. Era Alex, el éxito del hotel.
-¿Alex? ¡Oh, Dios mío! Cuanto tiempo –saqué dos vasos de debajo de la barra y les puse hielo. – ¿Cómo te va todo?
Me dí la vuelta para coger la botella de ron.
-Bastante bien, la verdad. He venido con unos colegas, a ver si encuentro a alguna chica que merezca la pena –gritó para hacerse oír  por encima del ruido.
-¿Y cómo va tu búsqueda?
-Genial. De hecho, ahora mismo estoy hablando con alguien que merece la pena.
Saqué dos latas de coca-cola del frigorífico que tenía a mis pies y vertí su contenido en los vasos.
-Me halagas, pero tengo novio –un novio perfecto, guapo e irresistiblemente adorable.
-Ya, pero él no tiene por que enterarse –dijo.
-Lo siento, Alex, pero no –deslicé sus copas por la barra y me pagó.
-Si cambias de idea, estoy en la pista.
Se marchó y seguí atendiendo clientes.
-Perdona. ¿Agua no tenéis? Le prometí a mi novia que no iba a beber si salía.
Me giré y observé a Danny, que se reía.
Tras él, vi a Tom, rodeado por un grupo de chicas.
-¿Seguro que quieres agua? –Dije para seguir con la coña. – ¿Dónde está Dougie?
Danny señaló con el pulgar otro grupo de chicas y le ví. Me miró, sonriendo y se abrió paso hasta la barra. Se apoyó en la madera y me miró.
-¿Qué me ofreces, camarera? –Preguntó.
-Te ofrezco lo que quieras –dije. Me acerqué y él me besó. –Ahora en serio. ¿Qué queréis tomar?
-Cuatro cervezas –dijo Danny.
Las puse sobre la barra y Danny pasó un billete por ella.
Lo metí a la caja registradora y le di el cambio.
-¿No te dejan salir ni cinco minutitos? –Dijo Dougie.
Miré su reloj.
-Dentro de diez minutos tengo un descanso de media hora.
-Vale, pues te espero por ahí –me volvió a besar y se alejó. Vi que se reunía con Harry y con Tom y que empezaban a bailar.
Cuando miré a mi derecha, vi a Danny y a Noelia compartiendo babas.
-¿Hola? Como te vea Carla te mata –dije.
Carla era nuestra jefa. Nos advirtió que si venían nuestras parejas, lo mejor era seguir con normalidad, aun que no estaba prohibido besarles.
Noelia me tiró un trapo a la cabeza y se rió. Danny se dirigió a la pista con sus compañeros.
Los diez minutos se me hicieron eternos, pero finalmente, Carla vino a decirnos que podíamos salir un rato.
Busqué a Dougie y le encontré un poco más adelante, haciendo el gilipollas con Danny, Harry y Tom.
Una chica rubia le observaba con interés. Me acerqué a él y me miró. Me cogió por la cintura y le besé.
Su mano se dirigió a mi trasero y su boca se movió sobre la mía.
Danny se fue a buscar a Noelia.
-¿Estás contento? –Pregunté. –Ya estoy fuera.
Asintió y sonrió.
Se acercó para besarme otra vez, pero nos interrumpieron.
-Disculpa, Dougie. ¿Puedes echarte una foto conmigo? –La chica rubia me miraba con odio.
-Claro. Cielo, ¿la echas tú? –Me preguntó Dougie.
Cogí la cámara de la chica y ellos se juntaron. La chica colocó una mano alrededor de la cintura de Doug y otra en su pecho. Dougie se metió las manos en los bolsillos.
-Oh, venga cielo. No seas seco. Pásala un brazo por los hombros.
Dougie me miró y rodeó los hombros de la chica.
Se disparó el flash y Doug se separó.
La chica le miró y Dougie sonrió forzadamente.
-Soy Sasha, pero me dicen Shash –dijo, negándose a que mi novio se alejara de ella.
-Creo que ya me lo habías dicho, Sasha. Una de las veces que “casualmente” hemos coincidido.
Dougie se colocó a mi lado y le pasé la cámara de fotos a Sasha.
-Sasha, creo que… -empezó Dougie, pero la chica le cortó.
-Shash –corrigió ella.
-Vale, Sasha. Deberías dejar de seguirme.
-¿No te das cuenta de que estamos hechos el uno para el otro? Ambos tocamos el bajo, ambos somos rubios, ambos con los ojos azules, tenemos un amigo batería, cantamos bien, somos guapos…
-Diferencia: Yo quiero a Chris, no a ti.
-Si, pero las cosas pueden cambiar. Es poquita cosa para ti –me miró. – ¡Furcia!
Me acerqué a ella y la miré a los ojos, desafiándola a decir algo más.
Desde donde estaba, podía percibir su olor a alcohol.
De repente, su mano se estrelló contra mi cara y una de sus uñas me arañó la mejilla izquierda.
Me enfurecí y Dougie me sujetó por los brazos.
-¡NO VUELVAS A TOCARME EN TU PUTA VIDA! –Grité. La  música se había parado, y los encargados de seguridad se acercaron a nosotros. Danny se sumó a los intentos de retenerme, y Tom y Harry se pusieron detrás de la chica.
Pero no fue Sasha la que atacó.
Como surgida de la nada, Noelia se abalanzó sobre ella y la agarró del pelo.
-¡Tú! ¡Puta! Te voy a matar ¿Cómo se te ocurre tocarla, pedazo de zorra? –Preguntó mi mejor amiga, tirando del rubio cabello de Sasha.
La chica gritó y trató de apartar a Noelia, pero no lo consiguió. Noelia le dio un par de rodillazos en la pelvis y la zarandeó, cogiéndola del pelo.
-Grandísima hija de puta –volvió a decir.
Danny cogió a su novia de la cintura y la puso a mi lado. La miró y sonrió, orgulloso.
Cuando observé a Noelia, vi que tenía las marcas de las uñas de Sasha en el brazo.
Los empleados de seguridad se llevaron a Sasha fuera del local.
Un murmullo se extendió en la sala.

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