domingo, 31 de octubre de 2010

26.

Cuando volví a la habitación, Dougie estaba jugando con Jerry.
Me acerqué a él y me miró. Recorrí su pecho con los labios. Después, su mano se cerró entorno a mis nalgas. Su lengua jugó con mis labios y se abrió paso hasta la mía. Me condujo hasta la cama. Me acarició la espalda y yo le acaricié el rostro. Me mordió en un dedo.
Sonreí. Me tumbó sobre las sábanas y se levantó para cerrar las cortinas y bajar la persiana.
Me desperté a las 4 y media y comencé a retirar las sábanas con cuidado. Bajé las escaleras después de vestirme.
Danny y Noelia estaban durmiendo en el sofá del salón y Harry estaba en la cocina, con el portátil.
-Hola, corazón.
-Hola, Chris.
Pasé por su lado y le vi subiendo cosas al Tumbrl.
-Harry, esa foto tiene como… cinco meses –dije.
-Si, pero Danny mojado por una fuente es algo que merece la pena recordar.
Asentí riéndome y me preguntó por Dougie.
-Está arriba, durmiendo. El pobrecillo estaba cansado.
Danny entró en la cocina y me miró. Se sentó con cara de recién levantado frente a Harry y se revolvió el pelo.
-Si Dougie y tú no fuerais tan ruidosos, tal vez hubiera dormido algo –dijo.
-Tu te callas, que anoche a las 4 de la mañana tuviste juerga –dijo Harry.
-No es mi culpa que tú te emborraches y luego quieras dormir –dijo el cantante.
Noelia se reunió con nosotros y Danny se la comió con la mirada. La besó y sonrió.
Harry y yo nos miramos y juntamos las cabezas.
-¡Aquí huele a amoooooooor! –Entonamos, a la misma vez.
-No, huele a que Harry no se ha duchado aún y su peludo cuerpo huele a…Morsa sucia –dijo Danny.
Nos reímos mientras el chico salía corriendo y Harry le perseguía.
-¿De verdad huele a amor? –Preguntó Noelia cuando los chicos salieron de la cocina, corriendo.
La miré sorprendida.
-Solo hay que ver como te mira. Está enamoradísimo, aún que no lo admita. Y tú también, cariño. Solo es que… Tenéis una relación extraña –dije.
Noelia asintió.
-¿Y tú que tal con Dougie? –Preguntó un rato después.
-Genial. Es imperfectamente perfecto –dije, sonriendo.
Se rió.
-Harry y tú podéis celebrar vuestros cumpleaños juntos. Al fin y al cabo, los cumplís el mismo día –dijo Noelia, cambiando el tema.
-Si. La verdad es que no estaría mal. Lo único es que él cumple 25 y yo 20 –dije.
-Bueno, pues se compran dos tartas.
Saqué mi Iphone y entré a la red social a la que siempre entraba en España.
Miré las fotos con comentarios y llegué a una en la que salíamos Tom y yo jugando con Marvin. Se me hizo raro verme con Tom, aún que llevaba mucho tiempo con ellos.
Miré el chat, por si había alguien con quien poder hablar. Las petadoras supremas estaban conectadas:Celia, Alicia, Elena, Lucia, Miriam, Amanda, Alma, Fran, María, Sandra y Carmen.
Salió otra foto con comentarios. Era la de Tom y yo.
“Joooo que mono es!! ¿Cómo es tenerlos tan cerca? ¿Cómo es Danny?” Preguntó Alicia.
“Es alucinante tenerles cerca. Son geniales. Y Danny… Físicamente perfecto, y de mentalidad… Está totalmente grillado. Como una patata pocha” Contesté.
“¿Y qué hay de Harry? ¿Es muy alto? ¿Cómo es mirar esos preciosos ojazos matadores azulones?” Preguntó Miriam.
“Cariño, respira. xD A ver. Harry es bastante alto, sí. Más o menos como Tom. Y mirar esos preciosos ojazos matadores azulones es lo mejor! Puedo pasarme horas y horas mirándole a los ojos y no cansarme.”
“¿Qué hacéis ahora mismo? Seguro que una McOrgía como las que nos imaginábamos cuando estabais en España, ¿a qué si?” Dijo Amanda.
“Jajajajajaajaj xDDDD Nooo. Noelia y yo estamos en la cocina, aburridas, Danny huyendo de Harry, y Dougie durmiendo”
“JAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJAJ PUTO DOUGIE!” Dijo Fran.
“¿Y mi Tomaso? ¿Dónde está mi Tomaso?” Preguntó María.
“Con Gio J ^^”
“Perdón que me meta en esta conversación tan adorablemente adorable… Peeeero, aquí la amiga no nos ha contado que está con Douglas Lee Poynter”
“Celia, hija. Todos sabemos que están con ellos. ¿Es que no ves las fotos?” Dijo Carmen.
“No, no no no… Me refiero a estar. De parejita y tal. Cris está con Dougie y Noelia está con mi Danielo ¬¬” Dijo Celia.
Intenté inventarme una excusa, pero a ellas no podía mentirlas.
“¿Cómo os habéis enterado?”
Celia subió una foto. Dougie y yo en la discoteca, la noche anterior. Dougie me estaba diciendo algo al oído. Me tenía agarrada de la cintura y yo a él del cuello.
“Lo teníamos que haber dicho, chicas. Lo sentimos mucho” Escribió Noelia.
Subió otra foto de Danny y Noelia, también en la discoteca.
De repente, Danny irrumpió en la cocina, en ropa interior y tapándose sus partes nobles.
“Chicas os dejamos. Hablamos luego”
Cerré la página y guardé el móvil.
Harry llegó poco después, apoyándose en las rodillas, con una toalla en la mano. Igual que en el Live At Wembley.
-Esto va por Dougie –gritó Harry, golpeando a Danny en la parte que él intentaba proteger.
-¡Harry! Para ya –gritó Danny.
-Jamás. Vendetta Vendetta!!! Dougie merece justicia –gritó Harry.
Me colgué de su espalda y Noelia de la de Dan. Nos llevaron al salón, entre carcajadas y toallazos. Nos dejaron caer en el sofá.
Noelia y yo les hicimos cosquillas y se tiraron al suelo.
Harry consiguió hacerme cosquillas a mí.
-Haroldo! Sueltameeee –dije entre carcajadas.
-Vaya vaya… Me duermo unas horitas y me quitas a mi novia, Harry –dijo una voz desde la puerta.
-Já… Que gracioso eres, Dougie –dijo el batería.
Dougie se acercó y se sentó en el sofá.
-Son las 5… ¿Qué hacemos? –Preguntó Danny.
-A mi se me ocurre algo –dijo Noelia.
-No puedo. Estoy reventado. Ganas no me faltan, pero fuerzas si –dijo Danny.
-Qué poco aguante –dijimos Harry y yo a la vez.
Solíamos hacer eso muy a menudo. Era sin darnos cuenta. Nos reímos y Harry me abrazó.
-¿Por qué mi amante está abrazando a mi novia? –Preguntó Dougie.
Harry se abalanzó sobre él e hizo como si le besara.
-Os dejamos intimidad –dijo Danny cogiendo a Noelia por la mano y saliendo del salón.
Harry me agarró y me puso entre Dougie y él.
-Mejor dejar los tríos para otra ocasión –dije.
Harry se levantó y cogió su móvil. Salió del salón y Dougie y yo nos quedamos tirados en el suelo.
Se puso de lado y me miró durante un largo rato. Le acaricié el pelo, dulcemente.
-Te voy a echar de menos –dijo, refiriéndose a cuando yo me fuera.
-No pienses en eso ahora, cielo –susurré.
-En 6 meses te vas… Sé que es mucho tiempo, pero contigo pasa tan rápido… -dijo.
Le besé y el me devolvió el beso.
Nos quedamos en silencio unos minutos.
-¿Chris?
-Dime, mi vida.
-Te quiero más que a nadie –susurró contra mi pelo.

jueves, 21 de octubre de 2010

25.

-Te quiero –dije, mirándole a los ojos.
-Lo sé –dijo Dougie.
Me besó y volví a apoyarme en su pecho. Escuchamos un gemido proveniente de la habitación contigua.
-¡OH! ¡Venga ya! Son las cuatro de la mañana ¿Podéis parar? –Gritó Harry –.No hay quien Duerma.
Nos reímos y un rato después, nos dormimos.
Me desperté a las 12, nada cansada, y comprobé que Dougie no estaba a mi lado. En su lugar, había una rosa roja. La cogí y la sostuve entre mis manos. Salí de la habitación y miré al interior de la de Danny. Estaba completamente vacía.
Bajé las escaleras.
En la cocina, estaba Noelia.
-Buenos días –dije.
-Hola. ¿Qué tal has dormido? –Preguntó.
Saqué un vaso de un armario.
-Genial, ¿y tú?
-De maravilla –dijo Noelia, sonriendo. –Aun que no se si se le puede llamar dormir a lo que yo he hecho.
Me reí. Algo me rozó los tobillos y miré bajo la mesa. Un gato de color canela estaba paseándose entorno a mis piernas.
-¡Marvin! Hola, gatito precioso –lo cogí y lo puse en mi regazo. –Pero que bonito eres, Marvin.
Le acaricié la tripa y el gato ronroneó. Escuchamos ladridos y un gran perro se acercó a nosotras.
-Bruce –saltó Noelia. Acarició al perro y jugamos un rato con ellos. Después, subí la habitación de Dougie e hice la cama. Cuando terminé, observé una gran pecera que había en un lado. Dentro había una iguana grande, al lado de una rama. Acaricié el dorso de Jerry (Se que tiene dos iguanas, pero me quedaba mejor así) y bajé al salón.
Noelia había pedido unas pizzas. Eran las una y media cuando llegó el repartidor. Le pagamos y se marchó. Mientras comíamos, escuchamos el sonido de unas ruedas entrando al garaje.
La puerta por la que habíamos entrado la noche anterior se abrió. El primero en aparecer fue Danny.
-Hola, chavalas, niños niñas, hombres y hombras –dijo. Besó a Noelia. –Uh, pizza.
-Os hemos dejado una entera en la cocina.
Danny no esperó a que terminara de hablar y desapareció junto a Harry por la puerta que daba al pasillo.
-Danny, ¡no te la comas toda! –Gritó Harry.
-¡Suelta eso, Haroldo! Esta pizza me pertenece.
-Y una mierda, dame un poco, joder. Tengo hambre.
-Yo tengo más hambre. Media para ti y media para mí –dijo Danny.
Noelia y yo nos reímos.
-¿De verdad piensan comerse media pizza cada uno? –Pregunté.
-Si, de verdad –dijo Dougie, tirándose a mi lado en el sofá.
Me besó y dejé que apoyara la cabeza en mis piernas y se acostara.
-Estoy más reventado que un globo en la fiesta de Espinete –dijo.
Me reí.
-Vamos para arriba y descansas, corazón.
Se puso en pie, cogió los zapatos que se había quitado, y subimos las escaleras.
-Voy a darme una ducha. Solo. Sin una chica preciosa que está aquí ahora mismo –dijo cuando entramos a su habitación.
Puse los ojos en blanco y le seguí hasta su baño. Se quitó la camiseta, los pantalones y los calzoncillos. Me miró.
-¿Qué pasa? –Preguntó.
-Eres lo más perfecto que he visto nunca –dije.
Se acercó a mí y me besó. Subió mi camiseta hasta el pecho, pero me aparté.
-Mejor dúchate tú primero. Creo que no puedes aguantar ni un minuto de pie –dije.
-Por eso mismo. Necesito que me ayudes –dijo, con sus irresistibles ojos azules clavados en mí.
-No provoques, Doug.
Suspiró y se metió en la ducha.
-Tú te lo pierdes –gritó.
Me eché sobre la cama y cogí mi móvil. Abrí el Twitter y escribí:
“Really excited. I’ve met Giovanna. She’s very nice. Today, I’m in Mcfly’s home. This place is really awesome. You have to see itJ. It’s so AMAZING”
Dougie tardó un poco en aparecer, con una toalla alrededor de la cintura. Se apoyó en el marco de la puerta y comenzó a desfilar hacia mí, haciendo el payaso, como siempre.
Me levanté y me cogió por la cintura. Besó mi cuello y suspiré.
-Hola, Willy –dije.
-Eso es que te echaba de menos –rió Dougie.
De repente, se dirigió a la pecera y sacó a su iguana.
-Jerry, saluda a nuestra invitada –dijo. –Hola, Chris.
Se puso al lagarto en el hombro y sonreí.
-¿Qué dices, Jerry? ¿Qué quieres ver a Chris sin ropa? Vaya, estoy de acuerdo. Y Willy también –dijo Doug.
-Contrólate, capitán bajabragas –le besé y me dirigí al baño.

martes, 19 de octubre de 2010

24.

La gente comenzó a retirarse a las dos y media, y a las tres, solo quedabamos nosotros y Janice, la chica que nos llevaba a casa todas las noches.
-Suponogo que esta noche no os llevo –dijo, echándole un vistazo a Dougie.
-No, lo siento. ¿Nos vemos mañana? –Pregunté.
-Claro. Adios –contestó Janice.
Se marchó. Me di la vuelta y vi a Harry y a Andrea, agarrados por los hombros, riéndose.
Andy no había cumplido su proposito: Estaba borracha como una cuba, al igual que Harry.
Danny y Noelia estaban abrazados, cerca de la puerta.
Tom y Giovanna cogidos de una mano diciéndose cosas al oído.
Y Dougie estaba caminando hacia mí. Tan guapo, tan jodidamente perfecto, que era difícil apartar la vista de él.
Se inclinó para besarme y le seguí el beso.
-Chicas, no sabemos como deciros esto… pero… A ver… -Tom estaba realmente nervioso. Nos miró a Noelia y a mí, alternativamente.
-A ver –prosiguió. –Queríamos saber si os importaría dejarnos vuestra casa es más grande. Por lo tanto, estaréis más cómodos –nos miró, con la súplica en la mirada y le lancé las llaves.
-Gracias, chicas. Os debemos una –dijo Gio.
-Bueno, pues… Antes de ir a casa…¿Podríais llevar a Andy al hotel? –Preguntó Noelia, separándose un poco de Danny.
-Claro –dijo Tom.
Metimos a mi amiga en el asiento trasero del coche de Tom y les miramos marcharse.
Después, metimos a Harry en el coche de Doug, junto a Danny y me monté en el asiento del copiloto.
-Puaj, ahora que lo pienso… Os lo habéis montado aquí –dijo Noelia, señalando la parte trasera del coche, donde estaban Danny Harry y ella.
-Vosotros también –dijo Dougie.
-Mierda –exclamó Danny.
-Dale a tu cuerpo alegría macarena EIII MACARENA AIIII –Harry comenzó a cantar moviendo las manos en todas direcciones.
Sonreí.
-Que típico. Un guiri cantando la macarena –dijo Noelia.
-¿Cómo que guiri? –Danny fingió estar ofendido.
-Noelia. Harry no ha cantado la macarena, ha cantado la Macarruenah –dije.
Dougie se descojonó vivo y siguió conduciendo.
Ante nosotros, apareció una casa blanca grandísima, con un jardín enorme y dos coches aparcados en un gran garaje. Dougie aparcó junto a un BMW negro y bajó del coche.
-De Danny y de Harry –dijo, señalando primero el BMW y después un Audi rojo.
Cerró la puerta del garaje con un mando y abrió otra que estaba a nuestra derecha. Danny nos siguió, cargando con Harry.
Entramos a un amplio salón. Había una pantalla de plasma, cuatro puffs, y un sofá enorme, una mesa de pin pon, un reproductor de DVD de última generación, una colección de más de 200 películas…
Dougie nos hizo un tour por la planta baja. Había un baño, una gran cocina, una habitación para los invitados, un salón de juegos, una puerta que daba a la calle…
Después, ambos chicos subieron a Harry por las escaleras y les seguimos.
Abrieron una puerta que tenía un pequeño cartelito que ponía “Harry’s Room”
Tiraron al batería sobre la cama y cerraron la puerta. Pasamos frente a la habitación de Tom y después llegó la de Danny. Era grande y tenía un par de guitarras en la pared. La cama estaba pegada a la pared. Noelia se sentó en ella.
-Bueno, nosotros nos vamos –dijo Dougie. Cerró la puerta de Danny al salir.
Tiró de mí hacie otra habitación, la suya. Observé la estancia.
Tenía sus dos bajos favoritos en sus fundas. Estaban abiertas. Había un armario y un baño. La cama estaba en el centro de la habitación.
Cuando me volví para observarle, se había quitado la camiseta. Me lo comí con la mirada y él lo notó. Se acercó a mí y me besó. Me cogió en peso y me depositó sobre la cama. Ambos estábamos muy cansados por lo que nos limitamos a ponernos algo para dormir (en mi caso, una de sus camisetas) y a tumbarnos en la cama, abrazados.
-No sentía mariposas en el estómago desde hace mucho tiempo –dijo.
Alcé la cabeza para mirarle.
-Ese es el motivo por el que me dolió tanto pensar que tú y Harry…
Besé su pecho y sonrió.
-No puedo soportar la idea de perderte. Eres lo mejor que tengo... 

sábado, 9 de octubre de 2010

23.

Poco después, Tom y Giovanna se alejaron un poco. Dougie trató de que entráramos por la puerta de empleados y lo hiciéramos allí, de pié.
Y aun que quería, hice un gran esfuerzo y me quedé allí. Harry estaba sentado, con otra cerveza delante, recorriendo la abertura de la botella con un dedo. Le miré.
Sabía que esto era difícil para él. Todos sus compañeros de casa y mejores amigos tenían novia y él no. En ese momento, se estaría sintiendo como una mierda.
Miré a Dougie y él entendió el motivo por el que rechacé su oferta.
Suspiró y se sentó junto a Harry.
-¿Cómo lo llevas, tío? –Preguntó mi novio, dándole una palmada en la espalda a Harry.
-Bastante bien. El sitio está muy bien –contestó, recorriendo el local con la mirada.
De repente se me ocurrió una idea.
-Chicos, ahora vuelvo –dije.
Salí de la discoteca y saqué mi móvil.
-¿Andy? Soy Cristina. Oye, que era para invitarte a venir a una discoteca, si no tienes nada mejor que hacer. Claro. Genial –le dí la dirección. –Nos vemos ahora. Te quiero.
Después, colgué. Mi idea marchaba a las mil maravillas.
Fuera hacía muchísimo frío, y yo iba con ropa de verano, ya que a veces dentro del local, la temperatura alcanzaba los 37 grados.
Observé los coches que había aparcados al otro lado de la calle, y en uno de ellos, un todoterreno, me pareció ver una mano que se apoyaba en el cristal. Sonreí y volví a entrar en la discoteca. Harry y Dougie estaban allí, charlando y partiéndose de risa.
-Oye, Harry. Va a venir Andy –dije cuando me situé junto a ellos.
-¿Andy? –Su rostro se iluminó.
Asentí y Dougie me abrazó por detrás.
Unos minutos después, Andy apareció, sola. Me acerqué a ella.
-¿Puedes explicarme que hace él aquí? –Preguntó, señalando a Harry.
-Oh, venga. Es un tío de puta madre. Intenta conocerle –supliqué.
-Ya le conozco. Conozco su anatomía al detalle. Se donde tiene lunares, se como duerme, se como llama a las chicas, se que sus ojos azules atrapan, se que es un gran batería…
-Me refiero a conocer su personalidad. Por que ahí, andas perdida. Tu hermana puede haberte contado el número de pelos que tiene en el pecho, y si me apuras, los del culo también, pero seguro que no te ha dicho que le encanta pasar la tarde viendo la tele, con un bol de palomitas delante. O coger las baquetas y darle a Dougie en la cabeza con ellas.
Andy sonrió casi imperceptiblemente y, tras poner los ojos en blanco, permitió que la arrastrara junto a los chicos.
Harry se puso en pie para darle dos besos y Dougie hizo lo mismo.
-¿Qué quieres tomar? Te invito –dijo Harry.
-Mmmm… Un Red Bull. Le prometí a Sandra que no me emborracharía.
Harry sonrió y sacudió la cabeza.
-Y… ¿Qué edad tienes? –Preguntó.
-Algunos menos que tú… 20 –dijo mi amiga.
Harry asintió.
-Por lo que puedo observar…No te gusta McFly…
-Bueno. Musicalmente hablando, no puedo decir que no me gustéis. Solo he escuchado una canción que se llama Falling Around –dijo Andrea.
-In love. Es Falling in Love –dijo Dougie.
-Bueno, pues eso.
-¿Y te gustó?
-Si.... No está mal... -creí captar que, con la mirada que le echó a Harry, no se refería a la musica...
Después, llegué a la conclusión de que los preciosisimos ojos de mi Haroldo, habían atrapado a otra chica :) 

jueves, 30 de septiembre de 2010

22.

-Esa hija de puta te a hecho un corte profundo –dijo Harry, examinando mi mejilla.
De repente, Carla se abrió paso entre la multitud y apareció ante nosotras con una cara de “estáis despedidas” que asustaba.
-¿Qué coño ha pasado aquí? –Preguntó.
Le conté la historia, mientras Dougie trataba de tranquilizarse.
-¿Todo por una foto, señor Poynter? –Dijo dirigiéndose a mi chico.
-Exacto. Ahora, que se prepare para las demandas que le voy a meter. Una por acosarme durante casi tres años y otra por agredir a mi novia –dijo el chico.
-Sáez, Martínez, acompañadme –dijo Carla, tras un rato de reflexión.
Dougie y Danny nos soltaron y seguimos a nuestra jefa por la puerta de servicio.
-Sabéis lo que tendría que hacer ahora, ¿no? ¡Debería despediros! –Gritó.
Miramos al suelo.
-Señorita Martínez. ¿Cree usted que es normal abalanzarse sobre un cliente y tirarle del pelo?
-Y ¿cree usted que es normal esa tía? Ha seguido a Dougie enfermizamente durante tres años, y mire. Nos ha clavado las uñas. Esa tía es de manicomio –comentó Noelia.
-Respóndame algo, Sáez… ¿El señor Poynter ha intentado impedir la pelea? –Me preguntó mi jefa.
-Por supuesto. Dougie no soporta las peleas.
Se quedó un rato callada y suspiró.
-Desde que ustedes están aquí, la gente viene más. Y todo por que son ustedes amigas de McFly.
“Vaya, así que la estirada lee prensa rosa” pensé.
-No puedo permitirme perder tanto dinero. Así que, no las despido, aún. Pero ya saben que a la próxima estarán fuera de inmediato.
Asentimos y salimos al ruido. Nuestros cuatro amigos estaban sentados en la barra. Al parecer, habían recuperado su estado de ánimo habitual.
Nos acercamos a ellos y les contamos lo que nos había dicho nuestra jefa.
-Oye, Doug. ¿Nos dejas las llaves del todoterreno? –Dijo Danny.
-Claro, ¿dónde vais? –Dijo Dougie sacando las llaves de su bolsillo.
Danny sonrió.
-No vamos a salir del coche –dijo.
-Uhhhh a mí me suena a polvo –dijo Tom.
Noelia le golpeó en el brazo.
Giovanna entró al local. Besó a Tom y nos miró.
-¿Dónde vais? –Preguntó a Danny y a Noelia.
-Al coche de Dougie –dijo Noelia.
-Uhhhh a mí me suena a polvo –dijo.
Todos miramos a la chica sonriendo.
-Bueno, ¿nos podemos ir o no? –Dijo Danny, impaciente.
-Que si, pesado. Largaos a hacer Danielitos por ahí –dijo Harry.
Salieron de la discoteca.
-En serio, estos dos tienen un problema –dije, señalando la puerta por la que acababan de salir nuestros amigos.
Dougie me rodeó con los brazos.
-Sí. Se pasan el día en la cama, joder. No me extraña que Danny esté en tan buena forma –dijo Giovanna.
-Pues ya ves, tía. La verdad es que está muy muy bueno –dije.
Tom y Dougie carraspearon a la vez y sonreímos.
-Oye, Haroldo. Si tú estás a pan y agua… ¿Cómo coño mantienes la forma? –Pregunté.
Harry me miró.
-Gimnasio y batería, mucha batería –dijo.
Ahí tenéis a Haroldo y sus pasiones, chicas. Algunas tardes, cuando quedábamos para ir a tomar algo, Harry se iba al gimnasio o a practicar con la batería.
-Este se está viendo con alguien, seguro –dijo Tom.
-No me estoy viendo con nadie, joder –rió Harry.
Dougie comenzó a recorrer mis caderas con las manos. Respiré hondo e intenté soltar la chorrada que había estado preparando, pero me salió algo parecido a “dmakljnhlsd”
-¿Qué? –Preguntó Giovanna.
Dougie me besó en el cuello y sus manos se metieron en mis bolsillos.
Estaba de espaldas a él apoyada contra su cuerpo, y él estaba sentado en uno de los taburetes.
Mordió el lóbulo de mi oreja y se rió.
Sentí su respiración contra mi pelo. Cerré los ojos y disfruté de la sensación.
-¡Disculpa! Iros a un hotel o algo –dijo Gio chasqueando los dedos frente a mi rostro.
Dougie se separó y apoyó su barbilla en mi cabeza.
-No es mala idea –susurré.
Tom se rió.
-O a mi coche, una de dos –dijo.
-Já, gracioso. Con una vez por noche en el asiento trasero de un coche es suficiente –dijo Dougie.
-O sea, ¿que también os lo habéis hecho en tu coche? –Preguntó Harry.
-Pues sí, y a mucha honra –contestó Dougie.
Giovanna y Tom estaban exactamente en la misma posición que nosotros. Tom sentado con la barbilla sobre la cabeza de ella y Gio apoyada contra él.
-Joder, tío. Tu coche es un puto picadero –dijo Harry.
-Sí, algo así –rió Dougie.
-¿Dónde se pide el número? ¿O solo con decirte que ahora nos toca a nosotros basta? –Dijo Tom.
Dougie le miró y le golpeó amistosamente en el hombro.

21.

-¿Nos vemos mañana? –Dije cerrando la cremallera de mis vaqueros.
-Por la mañana tenemos que ir a la radio y luego, a las 6 de la tarde, vamos a un programa de televisión. Pero por la noche…
- Mañana entro a las 10.
-Genial, pues nos vemos a las… ¿Siete y media? –Dijo.
-Claro –le besé y salí del coche.
Entré en el local por la puerta de empleados.
-En el asiento trasero de un coche… Que común –dijo Noelia, riéndose. La miré, preguntándome que había en mi aspecto que le hiciera tanta gracia. –Te ha dejado un regalito en el cuello.
Saqué el espejito que llevaba en el bolso y observé mi cuello. Un chupetón del tamaño de una nuez había aparecido cerca de la clavícula. Sonreí y guardé el espejo otra vez.
Poco después, nos pusimos a limpiar la discoteca, ya que a las diez empezaba a llegar gente.
A las once y media, el local estaba lleno.
-¡Disculpa! ¿Me pones dos de ron con cola?
Miré al chico que me los había pedido y le reconocí. Era Alex, el éxito del hotel.
-¿Alex? ¡Oh, Dios mío! Cuanto tiempo –saqué dos vasos de debajo de la barra y les puse hielo. – ¿Cómo te va todo?
Me dí la vuelta para coger la botella de ron.
-Bastante bien, la verdad. He venido con unos colegas, a ver si encuentro a alguna chica que merezca la pena –gritó para hacerse oír  por encima del ruido.
-¿Y cómo va tu búsqueda?
-Genial. De hecho, ahora mismo estoy hablando con alguien que merece la pena.
Saqué dos latas de coca-cola del frigorífico que tenía a mis pies y vertí su contenido en los vasos.
-Me halagas, pero tengo novio –un novio perfecto, guapo e irresistiblemente adorable.
-Ya, pero él no tiene por que enterarse –dijo.
-Lo siento, Alex, pero no –deslicé sus copas por la barra y me pagó.
-Si cambias de idea, estoy en la pista.
Se marchó y seguí atendiendo clientes.
-Perdona. ¿Agua no tenéis? Le prometí a mi novia que no iba a beber si salía.
Me giré y observé a Danny, que se reía.
Tras él, vi a Tom, rodeado por un grupo de chicas.
-¿Seguro que quieres agua? –Dije para seguir con la coña. – ¿Dónde está Dougie?
Danny señaló con el pulgar otro grupo de chicas y le ví. Me miró, sonriendo y se abrió paso hasta la barra. Se apoyó en la madera y me miró.
-¿Qué me ofreces, camarera? –Preguntó.
-Te ofrezco lo que quieras –dije. Me acerqué y él me besó. –Ahora en serio. ¿Qué queréis tomar?
-Cuatro cervezas –dijo Danny.
Las puse sobre la barra y Danny pasó un billete por ella.
Lo metí a la caja registradora y le di el cambio.
-¿No te dejan salir ni cinco minutitos? –Dijo Dougie.
Miré su reloj.
-Dentro de diez minutos tengo un descanso de media hora.
-Vale, pues te espero por ahí –me volvió a besar y se alejó. Vi que se reunía con Harry y con Tom y que empezaban a bailar.
Cuando miré a mi derecha, vi a Danny y a Noelia compartiendo babas.
-¿Hola? Como te vea Carla te mata –dije.
Carla era nuestra jefa. Nos advirtió que si venían nuestras parejas, lo mejor era seguir con normalidad, aun que no estaba prohibido besarles.
Noelia me tiró un trapo a la cabeza y se rió. Danny se dirigió a la pista con sus compañeros.
Los diez minutos se me hicieron eternos, pero finalmente, Carla vino a decirnos que podíamos salir un rato.
Busqué a Dougie y le encontré un poco más adelante, haciendo el gilipollas con Danny, Harry y Tom.
Una chica rubia le observaba con interés. Me acerqué a él y me miró. Me cogió por la cintura y le besé.
Su mano se dirigió a mi trasero y su boca se movió sobre la mía.
Danny se fue a buscar a Noelia.
-¿Estás contento? –Pregunté. –Ya estoy fuera.
Asintió y sonrió.
Se acercó para besarme otra vez, pero nos interrumpieron.
-Disculpa, Dougie. ¿Puedes echarte una foto conmigo? –La chica rubia me miraba con odio.
-Claro. Cielo, ¿la echas tú? –Me preguntó Dougie.
Cogí la cámara de la chica y ellos se juntaron. La chica colocó una mano alrededor de la cintura de Doug y otra en su pecho. Dougie se metió las manos en los bolsillos.
-Oh, venga cielo. No seas seco. Pásala un brazo por los hombros.
Dougie me miró y rodeó los hombros de la chica.
Se disparó el flash y Doug se separó.
La chica le miró y Dougie sonrió forzadamente.
-Soy Sasha, pero me dicen Shash –dijo, negándose a que mi novio se alejara de ella.
-Creo que ya me lo habías dicho, Sasha. Una de las veces que “casualmente” hemos coincidido.
Dougie se colocó a mi lado y le pasé la cámara de fotos a Sasha.
-Sasha, creo que… -empezó Dougie, pero la chica le cortó.
-Shash –corrigió ella.
-Vale, Sasha. Deberías dejar de seguirme.
-¿No te das cuenta de que estamos hechos el uno para el otro? Ambos tocamos el bajo, ambos somos rubios, ambos con los ojos azules, tenemos un amigo batería, cantamos bien, somos guapos…
-Diferencia: Yo quiero a Chris, no a ti.
-Si, pero las cosas pueden cambiar. Es poquita cosa para ti –me miró. – ¡Furcia!
Me acerqué a ella y la miré a los ojos, desafiándola a decir algo más.
Desde donde estaba, podía percibir su olor a alcohol.
De repente, su mano se estrelló contra mi cara y una de sus uñas me arañó la mejilla izquierda.
Me enfurecí y Dougie me sujetó por los brazos.
-¡NO VUELVAS A TOCARME EN TU PUTA VIDA! –Grité. La  música se había parado, y los encargados de seguridad se acercaron a nosotros. Danny se sumó a los intentos de retenerme, y Tom y Harry se pusieron detrás de la chica.
Pero no fue Sasha la que atacó.
Como surgida de la nada, Noelia se abalanzó sobre ella y la agarró del pelo.
-¡Tú! ¡Puta! Te voy a matar ¿Cómo se te ocurre tocarla, pedazo de zorra? –Preguntó mi mejor amiga, tirando del rubio cabello de Sasha.
La chica gritó y trató de apartar a Noelia, pero no lo consiguió. Noelia le dio un par de rodillazos en la pelvis y la zarandeó, cogiéndola del pelo.
-Grandísima hija de puta –volvió a decir.
Danny cogió a su novia de la cintura y la puso a mi lado. La miró y sonrió, orgulloso.
Cuando observé a Noelia, vi que tenía las marcas de las uñas de Sasha en el brazo.
Los empleados de seguridad se llevaron a Sasha fuera del local.
Un murmullo se extendió en la sala.

domingo, 26 de septiembre de 2010

20


Andrea, tan guapa como siempre, apareció frente a nosotras.
Tras saludarla, la condujimos al salón. No sabía como reaccionaría, pero era una falta de educación no presentarles.
En cuanto les vio, su expresión cambió. Parecía furiosa.
Consiguió controlarse y dije:
-Andy, estos son Tom, Dougie, Danny y Harry.
Al parecer, por el que más aversión sentía era por Harry. Saludó a Dougie con un apretón de manos y sonrió forzadamente a Danny y Tom. Pero a Harry no le dirigió ni una mirada. En cambio, Harry si la miraba a ella. La miraba como si un ciego viera por primera vez la luz del sol. Estaba fascinado.
Pasamos las tres semanas siguientes hablando, aun que Andrea no quisiera.
Una tarde, Dougie se ofreció a llevarnos al trabajo.
-Os podéis quedar aquí, si queréis. Tomad –les dejé mis llaves a Tom, Harry y Danny, ya que Noelia llevaba llaves de casa también, y me levanté.
Dougie cogió las llaves de su coche, un todoterreno, y se montó en el asiento del conductor. Yo me senté a su lado, en el del copiloto y mi mejor amiga detrás.
Le dimos indicaciones hasta llegar a la discoteca donde trabajábamos como camareras. Noelia bajó del coche y Dougie me miró.
-¿A qué hora terminas? –Preguntó.
-A las 3 de la mañana- respondí-. Pero eso es solo los viernes y los sábados. Normalmente, termino a las doce.
-Oh…Te iba a decir si querías que me pasara por tu casa cuando terminaras, pero eso sería tarde –dijo-. ¿Quién os lleva a casa después?
-Una chica que trabaja con notrotras.
Dougie asintió en silencio.
-Me queda media hora para entrar -dije agarrando el cuello de su camiseta.
Nos trasladamos al asiento trasero y Dougie se quitó el pantalón.