Me separé de Noelia un momento, para volver a abrazarla segundos después.
-Dios, no sabes cuanto tiempo he esperado vivir este momento, Cristina –dijo Noelia cuando ambas nos calmamos un poco.
Saludó a mis padres y nos condujo al interior de la casa. Dentro, sus hermanos y sus padres nos esperaban. Nos saludaron y pasamos un rato hablando. Nuestro avión salía a las 7 de la tarde, y eran las 6 y cuarto.
Decididas a marcharnos cuanto antes, cogimos nuestras maletas y nos montamos en los coches
El aeropuerto estaba lleno de gente. Nos despedimos de nuestros padres y nos pusimos a la cola para pasar nuestras maletas por la cinta. Después de pasar por un millón de sitios, nos montamos en el avión. Nos pasamos gran parte del vuelo hablando y riendo. Había tantas cosas que contar…
-Bueno, ahora me pongo seria. Tendremos que buscar casa y trabajo. Un año es mucho tiempo –dije.
-Lo sé. De hecho, lo de la casa ya lo he mirado. Esta noche tendremos que dormir en un hotel, pero mañana, tendremos casita –dijo Noe.
-Bueno, eso es genial, pero yo tengo otra cosa aún más genial para ti. Es una sorpresa que llevo preparando desde que decidimos hacer le viaje –dije. Saqué dos papeles de mi bolsillo y se los dí.
-Pero, ¿qué…? –Al mirar los papeles se quedó petrificada-. No, no puede ser. ¡Cris! Son entradas para un concierto de McFly. Dime que es verdad, porque no me lo creo.
Sonreí y me encogí de hombros. La abracé y la miré.
-¿Cuándo es? –dijo besando la entrada.
-El sábado. Ya estaremos instaladas el sábado, asi que perfecto.
Cuando el avión tocó suelo londinense, nos apresuramos a bajar y a recoger nuestras maletas. Después, nos colocamos una gorra de España cada una y nos montamos en un taxi. Le pedimos que nos llevara a la mismísima puerta del hotel. Y eso hizo. Un hotel de cinco estrellas se extendía ante nosotras. Le pagamos al taxista y entramos al hotel.
-¿Te encargas tú del inglés? No es mi fuerte –dijo Noe. La miré con una deja arqueada y dijo-. Vale, vale, es que soy vaga.
Sonreí y me dirigí al mostrador.
-Disculpe. ¿Tienen habitaciones libres? –Pregunté con una sonrisa.
El chico que estaba en el mostrador miró mi gorra y sonrió. Era moreno, de ojos verdes intensos y pelo cobrizo.
-A ver si adivino… ¿Estudiantes? –preguntó en un perfecto español.
Le miré sorprendida mientras él sonreía. Miré cada detalle de su cara… No sería mucho más mayor que yo. Tal vez veintidós o veintitrés años.
-Ummm te has equivocado. Año sabático, no tan sabático. Es una especie de viaje largo –reí.
Sacó una hoja de papel y le dí mis datos. Después, nos dio un par de tarjetas y dijo.
-Bueno, disfruten de su estancia en el hotel, señoritas –dijo poniéndose serio. Pude ver como miraba por el rabillo del ojo al un hombre que le observaba.
-Gracias –dije mientras un par de empleados cogían nuestras maletas y se dirigían a las escaleras.
Justo antes de poner el pie en el primer escalón, me di la vuelta y me dirigí de nuevo al mostrador.
-Oye, –comprobé la placa plateada de su pecho –Alex. ¿Te gustaría dar una vuelta con nosotras mañana? Necesitamos un guía turístico.
Sonrió y comprobó que ningún empleado le miraba.
-No se nos permite salir con los clientes a dar una vuelta, pero haré una excepción porque sois paisanas –pasó un papelito por encima de la madera y escribí mi número de teléfono. Después, se lo devolví.
-Nos vemos mañana –dije sonriendo.
Alex me siguió con la mirada hasta que llegué a las escaleras.
Subí a la habitación y abrí. Noelia revoloteaba de allá para acá.
-Tía, esto es alucinante. Tenemos minibar, mini-nevera, un baño alucinante, camas gigantes… Dios –dijo mi amiga.
-Sí, es alucinante –dije recorriendo la habitación con la mirada -. Por cierto. El chico de recepción es español, así que, le he invitado a dar una vuelta por ahí.
-Guay, estaba muy bueno –dijo Noe riéndose.
-Bueno, vamos a acostarnos, mañana tenemos que mudarnos bastante temprano.
Me metí en la cama y me dormí profundamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario