Llevábamos tanto tiempo con los chicos que la reacción de Sandra nos pilló por sorpresa.
-¡OH DIOS MÍO! –Gritó.
-Mierda –susurré.
-¡Sandra! ¡Sandra! Tranquila –dijo Noelia.
Demasiado tarde. Sandra se abalanzó sobre Harry, tumbándole en el sofá.
La agarré por detrás e intenté apartarla, pero era como si estuviera pegada a Harry con pegamento. Tom me ayudó.
-¿Qué coño haces? –Pregunté.
-¡Tía! ¡Es Harry Judd! No me voy a quedar como una niña buena sin hacer nada –gritó intentando que la soltara.
-Es una persona, Sandra. No puedes abalanzarte así, como si fuera un colchón inflable.
-Es Harry Judd –repitió como si eso fuera razón suficiente.
-Chris, ¿podemos hablar en la cocina un segundo? –Preguntó Dougie.
-Claro.
Nos metimos en la cocina y me miró.
-¿Puedes explicarme eso? –Preguntó señalando el salón.
-Es Sandra, una groupie que adora a Harry. Bueno, más bien quiere tirarse a Harry. Seguramente se lo tiraría un par de veces y después se olvidaría de él –dije.
-Y ¿por qué coño la habéis invitado?
-No la hemos invitado. No se que cojones hace aquí. Tal vez les pidió la dirección a mis padres. Es mi vecina. Noe la conoce por Internet. Te juro que no se como ha venido sin avisar.
-¿Qué vais ha hacer? –Dijo Dougie más relajado.
-Hablar con ella y preguntarle cuanto tiempo va a quedarse, y…
Los labios de Dougie estaban recorriendo mi cuello y perdí el hilo de mis pensamientos.
Se rió. Presionó su boca contra la mía. Jugó con mi lengua mientras yo intentaba respirar. Estaba sentada en la encimera y Dougie de pié frente a mí.
Alguien carraspeó desde la puerta y Dougie sonrió.
-Lo siento.
-No pasa nada, Harry –dije.
Parecían haber pasado meses en vez de horas desde mi “encuentro” con Harry.
Dougie se dio la vuelta y apoyó la espalda contra mí. Le besé en la mejilla y sonrió, como cuando le regalas un juguete a un niño pequeño.
Harry cogió una silla y se sentó.
-Tú “amiga” es un coñazo. Que pesada, joder. Ha repetido “Harry, que bueno estás” unas quince veces.
Dougie se rió.
-No tiene ni puta gracia, Doug –añadió Harry.
El bajista se tapó disimuladamente la boca con una mano.
-Si se va ha quedar mucho tiempo, no me vas a ver el pelo por aquí –dijo mi mejor amigo.
-Tiene 17 años, por Dios. Pasa de ella.
Harry nos miró y repentinamente sonrió.
-¿Debería interpretar esto como que estáis juntos por fin? –Preguntó.
Miré a Dougie y él me devolvió la mirada.
-Eso lo decide ella –dijo.
Sonreí y le acaricié el pelo.
-Por supuesto –dije.
La cara de Dougie formó la más encantadora de las sonrisas.
-Pues ahora es cuando el mejor amigo de ella, que se la ha tirado hace unas horas y después se ha dado cuenta de que había sido un error, dice: Enhorabuena.
-Gracias, Harry –dije.
-Bueno, os dejo un poco de intimidad, pero no tardéis mucho –dijo.
Cerró la puerta al salir y Dougie se giró. Apoyó las manos en la encimera, a ambos lados de mi cadera, y me miró.
-Eres preciosa.
Le di un beso y me bajé de la encimera. Dougie se colocó detrás de mí y me rodeó con sus brazos.
-Te quiero –dije.
-Y yo a ti, mi vida.
Tras unas cuantas ñoñerías más, nos dirigimos al salón. Noelia estaba sentada junto a Danny, que la estaba acariciando el pelo. Giovanna con Tom, que la había rodeado con un brazo, y Harry de pié con los brazos cruzados, lo más alejado posible de Sandra, que le miraba desde el sillón.
-¿Qué haces aquí, Sandra? –Pregunté.
-Queríamos veros –dijo.
-¿Queríamos? –Dijo Noelia.
-Mi hermana y yo, por supuesto.
-¿Tiene una hermana? –Preguntó Harry, aterrado.
-¿Andrea está aquí? –Pregunté sorprendida.
Andrea era el polo opuesto a su hermana. Pálida, de pelo oscuro y ondulado y extremadamente agradable. Todo el mundo la adoraba. Lo único que nos había enfrentado alguna vez era su odio por McFly. Pasarse todos los días escuchando hablar de Harry, había hecho que desarrollara una potente antipatía por los cuatro chicos.
-Claro, si no, no me hubieran dejado venir –dijo Sandra.
Harry susurró algo como “tu hermana podía haberse quedado en casa, bonita”.
Dougie y yo, que nos hallábamos junto a él, le escuchamos perfectamente, pero los demás no.
Contuvimos la risa.
-Y… ¿Dónde está? –Preguntó Noelia.
-Oh, está buscando hotel. Por supuesto, no pensábamos acoplarnos en tu casa.
Sacó su móvil y marcó el número de su hermana.
Le dijo donde estábamos y unos minutos después, llamaron al timbre.
Sigue pronto :)
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